Un deseo de última hora

 

–¡Acelera! –exclamó poco antes de llegar al puente levadizo, mirando hacia atrás para caer en la cuenta de que ya nadie les perseguía.

En ese momento la angustia se apoderó de él. El puente se abrió, tenían el tiempo justo para cruzarlo. Sin embargo no conseguía recordar por qué estaban huyendo, ni quién era esa joven que estaba a su lado conduciendo a toda velocidad.

Por suerte, todo era un sueño, un mal sueño, una pesadilla que se resistía a terminar. Aquella mañana, al abrir los ojos en medio del río, el agua les llegaba por las rodillas.

 

Publicado en Pezdeplata #86 (Edición 10-07-2011)

Acerca de Gabriel.MR

Nacido en Madrid en un caluroso verano de 1987. Residente en Cuenca. Optimista frustrado. Cinéfago empedernido, amante de la crítica (con o sin acritud), del humor sin censura y del olor a revista recién impresa. Alérgico a las banderas, al 90% de la parrilla televisiva y a los anuncios de Securitas Direct. Diseñador, fotógrafo, periodista y escritor. También pinto casas. Ver todas las entradas de Gabriel.MR

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