La noche es una estrella en tu cucharilla, se repetía a sí mismo observando la constelación que formaban los cereales de la taza del desayuno. Porque esa tarde de un punto final en puntos suspensivos descolgó el teléfono y la chica que respondió al otro lado ya se había ido.
Acerca de Gabriel.MR
Nacido en Madrid en un caluroso verano de 1987. Residente en Cuenca. Optimista frustrado. Cinéfago empedernido, amante de la crítica (con o sin acritud), del humor sin censura y del olor a revista recién impresa. Alérgico a las banderas, al 90% de la parrilla televisiva y a los anuncios de Securitas Direct. Diseñador, fotógrafo, periodista y escritor. También pinto casas.
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16/09/11 at 8:46 pm
mmmm…
yo no quiero ser negativa, pero… siempre se van.
(y sí, es lo que me quedo del texto. es que no como cereales -aunque sí a veces constelaciones-)
🙂
besos
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17/09/11 at 2:24 am
Gaby, seguro que se habia ido a buscarte!
🙂
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17/09/11 at 3:42 pm
es un texto de extraño clima, porque a pesar de la ida -lo que supone una pérdida- el poema resulta esperanzador… anuncia el día- saludos amigo.
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17/09/11 at 4:12 pm
Si quiere volver… volverá y si no vuelve es que… Bah! no me hagas caso, estoy en bucle.
Yo volveré y te buscaré, lo sabes y lo sé.
Me descubrirás tan rápido como yo?
Seguro que sí.
Besos
Un lujazo que tu alma me lea/vea, siempre
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17/09/11 at 11:58 pm
A tu grito de nooooooooooooooooooo, mi amenaza de volver se hace más firme.
Dame tiempo
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18/09/11 at 10:02 pm
Me gustó muchísimo, me gusta mucho este otro tú.
Muchos besos.
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21/09/11 at 3:31 pm
Así es esto, qué le vamo' a hacer.
Bueno, vengo por una recomendación y la verdad que es una de esos sabios consejos.
Un abrazo, loco.
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22/09/11 at 6:24 pm
al fin que se decide y… ¡mala suerte!… o no… yo lo intentaría de nuevo.
biquiños.
(soy Aldabra)
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25/09/11 at 4:37 pm
Tranquilo, si tiene que volver… volverá.
Besos
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27/09/11 at 10:54 pm
Demasiado solemne. Pero mira que me gusta, bribón.
Coge tu gallifante, mi aplauso y abrázame.
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8/10/11 at 12:55 am
El día entero se consumió en esos cereales letrados.
Un gusto.
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2/11/11 at 12:40 am
Hay tardes en que con una cucharilla, podemos bebernos toda una noche. Es cuando los poetas son menos locos.
Saludos.
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